DUENDE XX

Qué más da quien sea yo,
quien seas tú.

Qué más da quien sea quien,
quien sea cual.

Si regalas a mi alma la
perfección de una curva.

Si anclamos la tristeza
 a orillas de la esperanza. 

DICEN...

Dicen de mi muchas cosas.

Que soy una inconformista,

que no dejo de buscar y que

muchas veces en la búsqueda

me pierdo.

Dicen que del amor apenas se

nada, pues a pesar del tiempo

sigo tan ingenua como la 

primera vez.

Dicen que entrego todo con 

demasiada pasión y que me

implico más de lo que debiera 

en alguna cuestión.

Dicen que soy blandita para

este mundo en el que el más

fuerte pisa mejor.

Dicen que el miedo oculta mi

verdad y si alzar el vuelo me
atreviera podría respirar.

TE ESCRIBO...

A veces desde la noche
otras desde un mediodía,
desde un espacio en blanco,
una taza medio llena, medio bacía.
Te escribo.

En medio la tormenta,
en el silencio mas profundo,
en los colores de un día.
Te escribo.

Con las hojas al caer
en un otoñal noviembre,
con los brotes del amor,
con el frió del ayer
y el calor de la esperanza.
Te escribo

Desde tan solo
un lugar lleno de mi.
Te escribo.

QUE EN LA VIDA RECOJAS...

Que en la vida recojas todo
lo que siembres y que en tu
lecho de muerte jamas falte
el perdón.

Que la dicha te arrope de la
misma manera en que
arropas los sueños vertidos
en tu haber.

Que el cielo se lleve tu alma
de niño donde nunca tu cuerpo
de hombre pueda llegar.

Y que en la misma medida que
tus pasos surcan el asfalto
tu camino sea completado. 

DUENDE XIX

Hay quienes temen volar
y quienes temen quedarse.

Volar no es un problema
cuando te libera de una vida
dormida, sin sueños que alcanzar
y silencios que construir.

Quedarse no es un verbo predeterminado
que implica falta de sueños y voluntad. 

MIS OJOS...

Mis ojos los pongo en vos
porque así lo quiero.

Porque me traes bien,
porque me das consuelo.

Y si faltara la luz a mis pupilas
en la penumbra de la noche yo
te hallaría.

Pues tu voz profunda y clara
se encuentra en mi alma grabada. 

DE VIEJAS COSTUMBRES...

De viejas costumbres soy yo
que no una vieja de costumbres.

Me enamora el hombre que
pronuncia versos de amor y de paz.

Con flores pide mi mano
y con dulces melodías acompasa el
 paso cada día.

Se queda en mi ahora y juntos
saboreamos los bombones que dulces
o amargos componen las sorpresas de
la vida.

Siempre con el mismo beso
desayunamos ternura, que no cambia
en esencia aunque los años no perdonen.

 Amanecer cada día es mi deleite
contemplar y si el cielo nuboso el sol
siempre se ha de esperar.

En los ojos del mar mi alma
enamorada se vierte quien en ondulantes
brazos mece los sueños que el corazón
siente.

Ya ves de viejas costumbres soy yo
que no una vieja de costumbres

TU MANO DE TINTA...

A veces creo que me arropan
 tus palabras.

Solido puente por el que cruzando
van los pasos cuando allí abajo el
abismo reclama la voluntad.

Entonces me acojo a tu mano
de tinta y en el silencio la noche
siembra de estrellas el horizonte
 al fin.

No temo cuando me miras con tu
infinita ternura de aquel que ama
sin nombres ni rostros, pues solo
desea el bien.

Y rio cuando del torbellino  haces
un manantial de ingeniosa quietud.