Hoy me vuelves a la sencillez que creí olvidar.
Cuando aún nos rescataba la inocencia
del inevitable paso siguiente.
Cuando solo el cansancio dormía en un rincón,
pues los sueños eran el despertador por el que se
guiaban nuestros pasos.
Aprendices de adultos cuando solo queríamos volar.
Y el rincón devoro todos nuestros anhelos.
La canción del adiós se hizo eco de los sueños.
Hoy te vuelvo a encontrar convencido de tu vuelo,
y de que aún no es tarde para ser magos de nuestros sueños.
Hoy me vuelves a la sencillez de antaño de ilusiones, esperanzas
y despertadores sin olvido.