martes, 1 de junio de 2021

ETERNOS INSTANTES...

Fui inmensamente feliz cuando buscábamos en la tele cualquier serie que uniera nuestros momentos. Cuando volvíamos del cine acompasando nuestros pasos a la luz de la película de nuestra vida. Cuando en las mañanas de domingo éramos dos niños entre arrumacos y juguetonas miradas. Fui inmensamente feliz creyendo que sucederíamos para siempre y no pude ver que solo éramos un instante queriendo ser eterno. Un proyecto que quiso ser un nosotros, ahora convertido en un tu y yo separado. Un alumbramiento del que solo quedan dos tímidas luciérnagas queriendo encender el mundo desde un vulnerable abdomen que se contrae sin mucho oxigeno y luciferina, me temo. Y sin embargo, tengo la firme certeza, aquella que no fue suficiente para los dos, que seremos toda la luz que podamos generar para que se encienda cada célula de sus frágiles, mágicos y diminutos momentos. En un mundo de gigantes obsesionados por atrapar el fulgor estival de una luciérnagas. 

DUENDE...



 Aquella mirada que guarda el azul de tu alma,

aquella no morirá, pues fundida quedara en 

el paso certero que dejo tu andar.

Sin miedos, sin tristezas, sin vanas expectativas 

de la perfección del hombre y su mirar.