Dos sencillas palabras
componen la frase
que guarda mi alma
en tiempos de ausencia.
La una evoca un estado
siempre presente,
la otra guarda mi nombre
como si nunca estuvieras ausente.
En la tristeza voy a buscarlas
y en la soledad voy a soñarlas
desprendiéndose de tus labios,
tan sencillas y diáfanas
como la ultima mañana
en que vi tus ojos claros.
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