Ella un día se aventuro
a cruzar los mares que dividen
la realidad de los sueños.
Hechizada, embrujada, hipnotizada.
Envuelta en los acordes
de una bella melodía
llego hasta lo alto de una torre.
Bajo un cielo siempre gris
y el constante rugir de las nubes,
cubierto en aterradora apariencia
de soledad y tristeza lo encontró.
Pero al caer la noche
una dulce voz transforma la torre
en acogedora estancia de armonía
e ilusión.
Vuelan mariposas de ensueño,
florecen jardines colmados de pasión.
Golondrinas que nunca se marchan,
pues, saben que en sus labios siempre
es primavera.
Y aunque de día la torre vuelve a ser
la cárcel donde lloran las nubes y la
primavera calla sentado frente a la rutina.
Ella espera y siempre esperara
porque sabe que la primavera
pronto llegara.
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