Como aquella muchacha que espera sin limites.
Viendo como muere el sol en el horizonte
y vuelve a renacer entre dos senos de esperanza.
Viendo caer las amarillentas y agonizantes hojas del otoño
las que vuelven a renacer entre brotes de ilusión.
Sintiendo el frió en los huesos de un invierno gris
que no se quiere marchar.
Imaginando por siempre la calidez de un abrazo,
la ternura en los labios de aquel que
un día puso rumbo fijo a sus pasos
y que en cada promesa abrazo el olvido.
Arboles que envejecen a su paso.
dejando la esperanza y la ilusión
en cada hoja otoñal, en cada frió invernal.
La luz del sol se ha marchado
y ella aun espera a su amado.
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