Quizás estabas en la fresca y suave briza
que jugaba con mi pelo esta mañana.
O tal vez, estabas en aquellas hojas otoñales
que ensayaban sus mejores piruetas al caer.
O simplemente eras la luz del sol
que hoy no ha dejado de cubrirme con su abrazo.
Estuvieras donde estuvieras
hoy te he amado en cada expresión de vida
que me ha regalado el día.
Y se que mañana te seguiré amando.
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