Silencio se llamaba él
Silencio se llamaba ella
Y ante el altar del destino,
casualidad o misterio
unieron sus vidas un día.
El paso fue lento y seguro
la mirada siempre serena.
Ella fue su delirio
El su adoración.
Dos silencios entrelazados
sucumbiendo ante el amor.
Silencios que jamas serán soledades
Soledades que en el silencio se han
perdido.
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