Entre tequilas y cuentos a la luna
de príncipes y princesas que siempre
han de acabar juntos, declina un
día mas.
Todo tiene su tiempo sobre la faz
de la tierra.
Tiempo de amar y tiempo de llorar
y tal vez, quizás aun sea tiempo
de esperar.
Porque en la esperanza habita la espera,
de la espera la paciencia y de la paciencia
al amor.
O simplemente paz hecha ciencia
empíricamente comprobable cuando
aun la poesía lleva zapatos de tierna
inocencia y la libertad tiene la sabiduría
de la sencillez que aun no ha sido esclava
de la estupidez.
Declinemos no como un día mas
sino como el renacer de cada día.
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