Pasa que el hambre, la injusticia,
también la muerte, la indolencia
de un mundo que no llego
a comprender.
Pasa que la mirada de unos ojos
que yo no olvido y los besos de
unos labios que ahora son del
mundo.
Pasa que mi alma vagabunda no
encuentra consuelo porque su
sosiego se lo ha llevado el
adiós.
Pasa que me espera el vació
de otros brazos para llenarlos
con los míos que se han hecho
espinos de la desazón.
Pasa que la esperanza aun me espera,
que el cielo aun es azul, que aun los besos
traspasan mis mejillas
Y pasa que aun no acabas de pasar...
Aunque despertar es el único paso
que no debo ignorar.