Tanto mal he causado
y tanto bien tu me has dado.
No se si por miedo u orgullo
el perdón de mi corazón
jamas hubo aflorado.
Tal vez, fue tanto el amor que
el dolor segó el camino hacia
la luz del renovado perdón.
Ahora que mi alma va muriendo
quien implora el perdón soy yo.
Mas he de proseguir yo sola
por este desconocido camino.
Temerosos los paso,
agonizante el alma
quizás por fin llegue
la tan anhelada calma.
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