Como la flor que fue cortada
y aun es capaz de cautivar la
mirada, vamos a enraizarnos
una vez más a la vida.
Lentamente, paso a paso
vamos a enamorarnos bajo
el fresco manto de la aurora,
para renacer al querer más que
al deber y ser felices en el hacer.
Vamos a permitirnos: amarnos,
perdonarnos y aceptarnos, imperfectos
pero apasionadamente humanos.
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