martes, 2 de julio de 2013

EL SICLO INTERMINABLE


El viento susurro tu nombre al pasar.
El sol naciente de la mañana
alumbro tu luz en mis entrañas.
El mar enfurecido, rugió,
un no me olvides.
La montaña espero eternamente 
a que llegaras.
Y de la oscuridad infinita de la noche
surgieron dos luceros,
que alumbran mi camino
y me llevan de la mano
 por todos los senderos.
Renacerás en cada primavera, 
dijeron.
y que jamas morirías,
ni en invierno, ni en verano.
Porque las hojas amarillentas
que caen en otoño
 dan paso a la vida,
que quiere ser vivida,
en el siclo interminable del amor.

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