Cual mariposa extraviada
se colo por mi puerta.
Revoloteando
por todos los rincones
dio luz y alegría.
Con la mirada le acaricie
y mis labios desearon
robar el néctar de los suyos.
En algunos momentos
se poso en mis manos
y en otros,
volamos acompasados
a la misma altura.
Duro toda la eternidad,
en que puede vivir una mariposa.
Dejando cada rincón de recuerdo
impregnado en el aroma de su ausencia.
Volverás,
es lo que ha escrito el silencio,
mientras un beso a cada mejilla
el adiós regalaba.
El hoy, ha sido un regalo, el hermoso regalo de tu presencia.
El mañana, quien lo sabe, pregúntale a la mariposa.
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