Noviembre aun no ha visto la luz de tus ojos,
sin embargo, es dulce y cálido su andar.
Sus vestidos dorados y marrones,
invitan a pasear por hermosos paisajes
llenos de magia en la pupila
del que mira con curiosidad y asombro
el travieso caer de las hojas al pasar.
Y tras aquellas montañas, no de hojarasca,
sino de juguetonas risas infantiles.
se refugian los sueños
convertidos en batallas doradas.
Noviembre aun no ha visto la luz de tus ojos,
sin embargo, guarda sus secretos
en áureas casitas de papel.
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