En una mirada cruzamos
el mar de suaves y ondulantes versos,
la brisa que lleva el recuerdo nos presento
en el mismo punto donde anclamos el corazón.
Pronto desembarcamos los labios
impacientes por conquistar mareas salpicadas
de sueños, en una Atlántida que solo se desvela
bajo las sonoras rimas que escribe el alma.
Y desde entonces es el encanto
que navega en las pupilas, cuando en
una mirada cruzamos el mar.
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