Mis pasos a la luz siguieron
y tras la colina encontraron
el más bello remanso de paz.
Allí olvido llorar el alma y en
un rincón la tristeza se confió
en manos de la serenidad.
Detuvo el tiempo su paso en
un instante infinito en el que
solo existió la luz del momento.
Las blancas flores del almendro
destilaban pureza, el dulce olor
de los naranjos envolvían mi paso.
Los animales hermanos mayores
que en el silencio me enseñaban
amar.
Y entre caminos y verdes prados
se divisaba mi hogar.
Fue un tiempo, sin tiempo que me
llevo al despertar.
Y si fue un sueño quiero seguir en el
Y si fue verdad quiero volverlo a ver.
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