Hay días que nunca mueren en la
memoria, oleajes que dejando van
surcos imposibles de borrar.
Hay días que anclados a la rutina
dicen adiós tan pronto como se apaga
el sol, cuentan historias perdidas sumadas
a un tiempo sin retorno.
Hay días que nadan en un mar de esperanza,
huelen a dicha, a ilusión, los quisiéramos
eternos, aunque breves se nos vuelven.
Y hay días que parecieran muertos mucho
antes de nacer, son aquellos que en su
negrura un diamante has de ver.
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