Cada día estoy aterrizando
y despegando de tu recuerdo,
de tus manos de humo.
De tu amor de terciopelo
y estrellas lejanas pero titilantes
y hermosas cuando se contempla
el cielo sin prisas en una noche
o un día de aquellos que no quisieras
que se acaben jamas.
Ternura es lo que despierta a mis ojos
cada mañana y amor los despiden
cada noche.
Pero hay un silencio melancólico
que se escribe en los espacios donde
tu mirada y la mía no llegan.
Solo la siente el alma,
cuando pertenecer a ese tiempo
tedioso de rutina es el único deseo
en el que tal vez, si estuvieras,
si estuviera, brindaríamos a la
existencia la ilusión de todos los días.
Ya ves, es un bonito ensueño despegar
junto a ti todos los días pero aterrizar
cada día frustra las ganas de volar.
Dejo que mi pluma me guié y el final
solo es tristeza lo que escribe.
No se me da bien soñar sin dejar de ver
planear la sombra de la realidad.