Arden mis labios
de saber cercano lo tuyos
y crece el deseo de tener
tu tacto rosando mi piel.
Humedece el alma
que no sabe mas que de esperas
mientras oculta las ganas bajo el
rostro siempre implacable de la rutina.
Yo quiero ir, tu quieres venir
y hacer de las estrellas las únicas
testigo del vaivén en el que quieren
nuestros cuerpos habitar.
Mientras espero
a tu ardiente verbo de ternura
ensayan las ganas la invisible
danza de la pasión.
Que no ven el momento
de atracar en tu orilla y ser
liberadas de las ropas siempre
pulcras de la mentira.
yacer en la frágil desnudez
de tu alma que parece haber cautivado por
siempre a la mía y en cuya dulce cautividad
quiero que el tiempo se detenga.
Para que nunca dejen de arder
mis labios cuando sepan cercano
los tuyos.
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