Se diluye tu amor
como el agua entre las
manos que deja a su paso
el rastro húmedo de haber
estado ahí.
Yo solo he puesto la excusa
y tu la has acogido bien.
Supongo que el quince
se nos adelanto.
Que frágil el amar,
que tenue el cariño,
que ligero el querer.
Después de todo
solo un hombre que juega
a la belleza ordenando las
palabras.
En cuya sensibilidad y sutileza
no advierte el significado de una
acción que espera la firmeza de una
demostración.
Pues hay mucho que arriesgar.
Desvelado el misterio
yo te libero de un camino lleno
de incertidumbres y contradicciones
envuelto en mil momentos de soledad.
Dicen que para comprobar
cuando algo se ha estropeado
definitivamente o se ha perdido
sin remedio, se debe esperar como
mínimo veinticuatro horas o como
mucho setenta y dos.
Pero yo creo
que el trece ya paso,
el catorce fue pleno
y el quince se nos adelanto.
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