Divaga mi alma en apartar la ilusión.
Y en un fresco soplo de primavera
se renuevan los latidos de mi corazón.
Efímero el momento en que tus labios
surquen la barrera del tiempo.
En un beso siempre perfecto, ardiente
y eterno.
Incertidumbre es entonces, la otra orilla
a la que nunca quiero volver.
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