Me las imagino como peces hambrientos
siempre a la espera de unas migajas de pan
Queriendo ser las primeras en comer de tu
mano la dulzura que es ajena, aunque, quizás
un poco de ellos y ellas también.
Me las imagino extasiadas y por veces
atragantadas de tanto pan sin agua que
remoje sus gargantas.
Y en el momento justo en que me las imagino
llegas tu mi dulce armonía pronunciando mi
nombre en el acorde que sólo tú y yo sabemos
tocar.
Y habitamos la dulce inspiración de sabernos
solo dos para imaginar.
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