Me seducen tus ganas de mis labios
el contacto de tu piel, el fuego en tus manos
transitando por los caminos polvorientos del
tiempo y destiempo que nos llevan a emprender
el vuelo en la caricia sin retorno de verbos,
sustantivos y pronombres que recostados
en tu pecho me atraen hasta ti cabalgando
en la dulzura de sentirte junto a mi.
Y es entonces cuando un beso se convierte
en la utopía que eterniza el instante de
encontrarnos justo allí.
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