Son los mismos ojos que te miran
pero con diferentes nombres.
Son los mismos ojos que te abrazan
pero en diferentes momentos.
No juego a desdoblarme solo a desdoblar
tu nombre y a descifrar por qué esta en
mis labios ahora.
Es encantador como enigmático el viaje
por el que me invitan los latidos de lo
desconocido.
A un lugar que siempre ha existido aunque
yo no fuera consciente de haberlo conocido.
Es entonces el temor que cierra la puerta de
este bello viaje, sombras convertidas en
equipaje que impiden saltar al abordaje.
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