un "te amo" él dos besos de labios
vacíos profirió.
Allí quedo esperando la tristeza,
deambulante por calles llenas de miradas
vacías y por puentes de piedras, turista
sin rumbo fue el desconcierto.
Frías sabanas de olvido arrullan el amor
en una larga noche de mirada ausente
y el silencio fue mayor que la eternidad
efímera de un beso.
Pero de entre los escombros de la gran torre,
que fue su querer, vino el duende de la cordura
y de su sombrero rasgado trajo luz y consuelo
a una mirada ya cansada.
Entonces fue el adiós sin palabras que
el tiempo pronuncio.
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