LO QUE ME LLEVO DE 2017

De 2017 me llevo la tristeza de la  perdida convertida
en serenidad, pues en la vida solo estamos de paso y aunque
un para siempre a veces solo dura un segundo me enseña
que cada minuto es un regalo que he de regalar y regalarme.
También me llevo la ilusión de lo nuevo. Caminos que se
cruzan y hacen de los momentos los mejores recuerdos y de
la voluntad una senda por descubrir. Como aquel que dijo,
caminamos juntos pero cada uno asume sus propios pasos.
Y por último, entre muchas otras cosa, me llevo el gran
reto de seguir viviendo de una manera objetivamente más
consciente, aceptando y aceptándome con mis limitaciones,
locuras, humanamente imperfecta.

Y tú, qué te llevas de 2017???

Feliz inicio y continuación... 

Mi AMOR VERDADERO...

Mi amor verdadero espera por mi cuando
estoy ausente.

Se arroja a mis brazos y yo no le miro
creyéndome indiferente.

Mi amor verdadero es una gran persona
que oculta su rostro entre mis miedos.

En la calma me habla de sueños, inquietudes
y grandes proyectos.

Pero yo los silencio, pues siempre vive entre
las nubes.

No sabe que el mundo es cruel, que el egoísmo
acecha en los corazones y que la alegría de unos
hace victimas a otros.

Mi amor verdadero es entusiasta, soñadora, confiada
y algo ingenua.

Por eso yo he de protegerla con mi coraza de indiferencia.

EL MEJOR REGALO

Era mejor cuando eramos pequeños,
no por que a media noche viniera papá Noel,
sino por que antes de media noche nos dormiamos
arropados por la ilusión de ver a la familia reunida,
los amigos, todos llenos de felicidad.
Siempre con la creencia de perdernos el momento más
especial nos vencía el sueño.
Lo que en realidad venia después de media noche,
después de una mesa llena de deliciosa comida que
parecía armonizar con los ánimos, solo formaba parte
del complicado mundo de los adultos.
Ahora que yo también soy una de ellos me doy cuenta
que lo que mas duele de hacerse grande no es descubrir
que papá Noel o los Reyes Magos no existen, sino realmente perder
la ilusión en los demás y hasta en ti mismo.
Olvidar que esos seres a los que con tanta emoción
esperábamos siempre han estado esperando a crecer dentro de
nosotros para por fin comprender que el mejor regalo somos
un tú, un yo hacia los demás.

El mejor regalo eres tú FELIZ NAVIDAD

DUENDE

UN AÑO

Un año 365 días,12 meses.

52,143 semanas, 8.760 horas.

Un año muerte lenta y agónica.

Un año, vida, proyección, trabajo,

esfuerzo.

Un año todo o nada.

POSTALES DE TERNURA...

Traía sueños envueltos en sobres
de ilusión, de aquellos que jamas serán
devueltos, pues los necesita el corazón.

Alumbraba su camino la luz de su mirada
tan puro y sencillo parecía su paso, que ella
le amó desde antes de su nombre.

Y en postales de ternura guardados
los más dulces momentos, sellados
por el misterio del querer.

SIEMPRE TE AMARE...

Cuando el cuerpo da un cambio,
cambia también la mente y aquellas
primeras palabras que un día llenaron
la vida se vuelven dagas envenenadas
cuando ya en su mirada no se encuentra
la inocencia, sino la furia de un intento de
madurez que aun a sus pasos falta la cordura
y sensatez que solo se halla en los años,
aquellos en los que yo ya no estaré, y en nombre
de aquellos momentos en los que añores mi presencia,
aquí te dejo mi fe y mi abrazo porque yo siempre
te amare.

DUENDE

ENTENDER LA VIDA O VIVIRLA

Entender la vida o vivirla.

Ser como el águila que vuela libre de preguntas

o como el ratón asustadizo que se esconde tras los

rincones de la vida.

Entender para creer tener el control o vivir, observar

y fluir.

LA NOCHE...

La noche, cómplice de los amantes,
nido de pensadores, dulce musa de poetas,
mágico manto de los sueños.

La noche, un discurso en el silencio,
inquietante tranquilidad,
oscuridad antes del amanecer.

La noche, paz del moribundo,
sosiego para el cansado paso,
lazos de humanidad.

RESILIENCIA

El viento me arrastra a seguir.
La lluvia me anima a vivir.
El frió me hace excursionista del valor.

Las nubes inspiración de vida cuando en
ellas dibuja mi voluntad.

Y no es la tormenta la que amaina,
soy yo quien ha comenzado a ver el sol.

HAY MOMENTOS...

Hay momentos en que la propia vida
no basta para aclarar toda una vida.
Pero hemos de comenzar andar por nosotros
mismos sin que la duda salga al encuentro,
cuando entre las pisadas cautivado queda el tiempo
y un beso forma parte de un lejano pero nunca perdido
latido.
Entonces la alegría se envuelve en el silencio cómplice
de las palabras que siempre serán hogar de la tierna mirada
y del anhelante, infinito e impetuoso mar.