Y reír contigo si es preciso.
Y también llorar si es necesario
porque el tiempo y la distancia se acercan
cuando hay una sonrisa que nos hace cómplices
de las palabras.
Porque tu mi amado ruiseñor me haces
reír, llorar y amar,
Prometo no capturar tu canto,
quiero que vueles en libertad y vuelvas a mi
cuando quieras.
Pues, yo siempre estaré aquí, amándote en silencio,
animándote a cruzar el horizonte de tus sueños
y esperando por ti a tu regreso.
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