Sepultar mi alma quiero
bajo las benditas aguas
del olvido.
Y en su ingravidez flotar
como quien no tiene donde
desembocar.
Solo ir a la deriva quiero
empujada por el viento.
Alimentada por la lluvia que
nunca es dulce cuando cae
por mi cuerpo.
Y fundir mi alma quiero
bajo la bendita sal
que cura las heridas
y sazona las tristezas.