Agua hermosa que cura, eres para mi
de incalculable valor, deja que en tu
estancia repose mi agitado corazón.
Que en tus verdes prados de ternura
se regocije el alma.
Y que de tu esencia beban mis días,
aunque solo sea de paso.
Cristalino manantial de sabiduría,
bañame con tu sencillez, que trae frescura
al alma y calma la sed en días de sequía.
Que tu caudal desborde la tierra que yo piso
y que juntas fluyamos hasta un nuevo día.
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