Tus brazos de arena y sal
regocijo de mi corazón.
Te abarco con la mirada
como un sutil beso de declaración.
Entonces viene la brisa
que danzando me da la bienvenida,
y tocando mi oído me confiesa
que hace tiempo esperas por mi.
Tímidamente me adentro en la
ternura que reclama todo mi ser,
y conquistada por el misterioso encanto
de la vida se sumerge mi voluntad.
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