Te miro y me pregunto
que hay en tu mirada,
que esconde tu sonrisa,
que me dices sin decir.
Y crece un deseo incontenible
de querer apropiarme de tus labios
de besar todas tus noches
y acariciar todos tus días.
Me encanta acompañarte
en esas largas esperas,
a veces, quisiera también
ser parte de quien esperas.
Aun cuando ya te has ido
sigues siendo dulce poesía
eco en el recuerdo
y caricias en el alma.
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