No diré nada, ahora.
Por un eterno instante
dedicare mi paso a la contemplación.
Y agradeceré saberte en el mundo
cada día.
Y deseare con todas mis fuerzas
que encuentres el camino.
Aquella frágil y hermosa flor
que hará enloquecer tu mundo.
Se encuentra en algún planeta
tras un cristal.
Deseando encontrarte
y aprendiendo a extrañarte.
Yo solo soy el viento
enamorado del amor.
Recuerda que mi silbido
no pregunta por nada
ni por nadie.
Solo es mi travieso pasar
que a veces, se enreda
en la dulce y sutil
alma de un poeta.
Y otras, se funde en el bello
canto que dedican las almas
al amor o al existir.
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