Él un suspiro le robo.
Cobijados bajo el abrigo del amor
volaron juntos todo un invierno.
La bella primavera que celosa contemplaba
desde un rincón no podía concebir que lejos
de su abrigo naciera el amor.
Y cuando fue su turno envolvió a los amantes
con el perfume de otro querer y al calor de otros
brazos sucumbió el corazón.
Pero en otoño las hojas caen como el amor cuando
no es verdadero.
El invierno fue devuelto sin atisbo de esperanza.
Y como aves migratorias se les ve siempre huir
hacia unos brazos mas cálidos donde la primavera
solo dura una estación.
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