Solo una vez ocurrió que nos supimos
amantes tras el umbral de los sueños.
Nadie sabe el tiempo que aquello duro
tal vez, un segundo o casi dos.
Danzaron nuestras almas la perfecta
melodía del universo y a la noche volvimos
cubiertos de día y luz.
Tu me diste en prenda la luz de tu mirar
para que siempre despierta pudiera yo andar
mas descubrir como era el mundo a mi alma
entristeció y a la oscuridad volver deseo.
Yo la compañía de mis días te obsequie para
que la soledad se alejara de tu haber pero no
fue suficiente para tu anhelante corazón que
ser del mundo siempre deseo.
Dicen los guardianes del silencio que en noches
como estas la luz y el día se acercan para dar
compañía a los andantes que descubren el secreto
de sus melodías.
Aunque ellos jamas vuelvan a traspasar el umbral
que unió sus sueños en la mas perfecta
danza de amor.
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