Y yo le seguí como quien
sigue al flautista de Hamelín
Él me llevo por los mundos
de la ternura y el encantamiento
No tuve reparos en entregarle mi
corazón pues estrategias no había
en mi proceder.
Era la tan anhelada lluvia para
la seca tierra en la que se había
convertido mi pasar.
Deje atrás familia y cordura
para ir al encuentro de la dulzura
que prometían sus versos.
Yo le ame y tal vez, aun le amo
todavía.
En noches como estas aun cabalga
su mirada en mi recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.