Camino por los valles de tus recuerdos
y bebo una a una las palabras que vas dejando
en la ausencia.
Brota, entonces, de mis labios,
la palabra melancolía.
Mis ojos poco a poco se han cansado
de mirar el horizonte,
donde aun no asoma el sol de mediodía.
Siempre te he amado, es cierto,
pero, tal vez, debiera dejar de hacerlo...
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