domingo, 12 de mayo de 2013

MYO.


Cuando digo YO,
me parece un yo solitario
sino le antepongo una J.
Pero lo que resulta de esta mezcla,
por veces, no tiene sentido.
Entonces lo intento con la F de la misma J
y es peor, porque se transforma en un, medio FRYO,
que si no fuera por las eres, me calcinaría el alma.
En mi camino solitario pero acompañado,
me encuentro con la A.
Que me enseña a interponer una E y a posponer una U.
Transformando mi vida en un abecedario, 
ampliando mis horizontes.
Y es aun mejor, cuando interpongo la M,
porque habla de un mundo que es solo MYO.


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